martes, 7 de enero de 2014

FLORES PINTADAS, NO HUELEN A NADA

Ya sé que en cuanto a perfumes se cumple aquello de "para gustos, colores y para colores, flores", pero me gustaría compartir con vosotros mis dos perfumes "fetiche".

Esta selección que nunca falta en mi cuarto de baño no impide que pruebe otras opciones. De hecho mi rotación es la misma desde hace años. Siempre tengo tres perfumes, dos frascos de los que hablaré a continuación y el tercero es el que voy rotando. Es una manía muy particular, lo reconozco, pero puede daros una idea.

Y ahora paso a hablaros de lo que yo considero mis básicos.

En primer lugar el que para mi es el Santo Grial de la perfumería para caballeros no es otro que POLO BLACK by Ralph Lauren.
Se trata de un perfume muy masculino, amaderado (esta será la única nota técnica que voy a emplear), que no te abandona desde la mañana hasta la noche por muy larga que sea la jornada. Y lo más importante, y en eso no nos podemos engañar, le encanta a todas las mujeres. Personalmente no he conocido ni a una a la que no le haya gustado.
Su precio ronda los 60€ si hablamos del frasco de 50 ml.


En cuanto al otro perfume del que no puedo prescindir, admito que representa la antítesis del primero, ya que si Polo Black es muy amaderado, este es increíblemente fresco y picante. Esto se debe a que su base es la pimienta.
Estoy hablando de L´eau D´issey de ISSEY MIYAKE.
Es otra fragancia de esas que gustan a todas las mujeres. Y repito esto porque los hombres, por suerte o por desgracia basamos la elección de nuestros perfumes en este asunto. Por ese motivo marcas como AXE o  Invictus de Paco Rabanne son éxito de ventas, ya que basan su publicidad en ello.
Posee un olor que me anima mucho en esos días de invierno en los que me cuesta arrancar o cuando me encuentro un poquito off.
Su precio se encuentra en torno a los 40€ en el caso del frasco de 50 ml.




Reconozco que no son perfumes modernos, Polo Black es de 2005 y L´eau d´issey de 1994, y que tampoco se trata de dos productos muy publicitados, pero esto se debe a que si una cosa funciona no hay por qué cambiarla, ni necesita publicidad.

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